domingo, 30 de agosto de 2009

En realidad, a nadie le importa...


Cada uno es dueño de su propia sexualidad.

¿Por qué entonces la derecha retrógrada, la iglesia cínica y un montón de viejitos arrugados sentados en el Congreso insisten en intentar gobernar por los derechos de todos los demás?
Diariamente vemos que mueren más y más jóvenes por abortos mal hechos, víctimas del Misotrol - una droga recetada para las úlceras gástricas, pero que a falta de Postinor, hace la pega - y de la inexistente educación sexual de nuestra educación.
Son estas niñas - las que mueren abortando, las que matan a sus pobres guaguas inocentes recién nacidas - las que piden justicia, las que sufren las decisiones de esos santurrones de cuello y corbata que sí tienen el dinero para mantener familias enormes (como el señor Kast, o el señor Lavín). La gente pobre que contrasta con los supernumerarios Opus Dei y toda esa casta de gente que no tiene idea de la vida y que pretende darnos clases de moralidad desde las faldas de la cordillera.

Sepan señores curas y derechistas conservadores, que en nuestras poblaciones ocurren hechos como que nuestras pobladoras, pobres y esforzadas, pero desesperadas, llegan a tomar remedios caseros, o meterse palillos para raspar a sus guaguas. O incluso las matan apenas nacieron. Ese es el Chile que construimos con cinismo, desequilibrio social y lo peor de todo, la indiferencia de quienes nos gobiernan.

Es el Chile que tapa el sol con un dedo y cuyos gobernantes parecen más preocupados de sus fundos que de sus votantes. El Chile que crece y que muere, un gran porcentaje en ignorancia y pobreza, porque la riqueza no alcanza para todos. Y porque nadie le enseñó, claro, a andar con condones que regalan en el consultorio, o a calcular su período de fertilidad.

De verdad, ¿Ese es el Chile que construimos en equidad?
(Risas grabadas)

3 comentarios:

Polo dijo...

Felipe, no comparto para nada tu comentario, amparar eso sería como aprobar los asesinatos y eso no la haré jamás.
Creo que es un tema que como sociedad debemos discutir, pero más que aprobar el que la pastilla se distribuya hay que hincarle el diente a la educación, esa es la madre de todas las soluciones a los problemas que hoy enfrentamos.
Aprobar la pastilla será tapar el sol con un dedo.

Un abrazo,
Polo.

Felipe Villarroel dijo...

Perdóname Polo, pero el tema de fondo es la libertad individual de cada persona. No estoy de acuerdo con asesinar, pero es un tema personal de cada mujer elegir cuando quiere ser madre.
¿A quién culpamos de la mala educación? Al gobierno. Mejorarlo es una tarea de todos, pero es algo que requiere tiempo, más del que nos podemos permitir.
mientras alguien decide hacer algo con la educación (que la iglesia nuevamente se opone, ojo), ¿Deberemos seguir viendo abortos mal hechos y muertes de madres al abortar?
La pastilla es la solución para eso.
por ejemplo yo tengo un hermano, que con toda la educación del mundo y yo regalándole condones, dejó a la polola embarazada. Él apechugó, pero no todos son así.
Por último, y fuera de todo debate valórico, yo creo que la libertad personal. Y "asesinar" a una mitocondria no me produce ningún cargo de conciencia. Y al que se lo provoque, que no use la pastilla, pero que no intente prevalecer SU OPINION PERSONAL sobre el resto. ¿ok?

Polo dijo...

Estoy de acuerdo contigo en cuanto a las libertades personales, pero no al libertinaje. Está bien, demos la pastilla a quienes quieran, pero no eludamos la responsabilidad de la educación, que como bien dices, es de todos.
¿Qué pasará si la pastilla se vende? Te aseguro que se producirá un desenfreno sexual que conllevará a la masificación y propagación de las ETS, entre ellas el SIDA.

Coincido también en que es un tema de cada mujer decidir cuando ser madre, pero es deber también de cada mujer saber que si tiene una relación sexual puede quedar embarazada. Y no nos hagamos los bobys nosotros los varones, pues también sabemos que nuestra pareja puede quedar embarazada, incluso con condón.

Ah, para mí no es el asesinato de una mitocondria, sino de un ser humano, es por eso que estoy en contra de la pastilla.