domingo, 23 de noviembre de 2008

Plegaria para un amigo que se ha ido.



Amigo, hoy estuve en tu funeral.

Había mucha gente. Más gente de la que irá a verme a mi cuando yo muera. Es que claro, tú eras el que siempre estaba preocupado de todos, con la sonrisa como estandarte y la alegría como filosofía. Conversábamos con Carlos, mientras lloramos abrazados, en que en realidad no debíamos llorar. Tú no debías vernos llorar. Porque tú, flaco, tú no hubieras estado llorando ahí entre nosotros. Tú habrías sacado ese espíritu de optimismo y nos habrías hecho reír ahí mismo. Igual como un payaso que lanza su mejor chiste en el peor momento, así nos habrías ayudado.

Es rara la vida, amigo. De pronto decide jubilarte cuando estabas lleno de vida. Joven, con una familia que te amaba, con un montón de amigos y con una madre que te adoraba. No sé bien quien tenga la culpa - si Dios, el diablo, la vida, tu mente o la gente- pero ya no me importa. No necesito culpables, sólo me reconforta saber que si tu fe está en lo cierto y lo que creías es la verdadera verdad innegable, un día tú te reirás de todo esto mientras vuelves a abrazar a tu mujer y tus hijos.

Tengo que confesarte algo: No pude darle el pésame a tu mujer, ni a tu madre. Me escapé como un cobarde. Jamás había ido a un funeral y te juro que fui por ti, y por Carlos y por la Vale. Todos ustedes significan más para mí que muchas cosas en este mundo. Pero cuando tuve que hablar, sólo tenía nudos en mi garganta y palabras que no salían, que se quebraban y se morían. Te pido perdón por ese desaire, y espero que no te importe cuando te lo cuenten.

Como te decía, es rara la vida. Aún recuerdo esa vieja anécdota quebrada en dos de cuando te íbamos a buscar para ir a jugar a la pelota y tu señora no te dejaba salir. Aún la recordamos siempre que nos vemos con Carlos. Y supongo que la seguiremos recordando pero en forma distinta, con ese brillo en los ojos que nos recordarán que ya no estás, y cuánto te echamos de menos.

Amigo mío, pese a que yo estaba lejos de todos y que no pude ir a tu velorio, si estuve en tu funeral y déjame decirte que mucha gente te quiere aún hoy. Para mucha gente tú sigues vivo en el recuerdo y en nuestro corazón. Aún hoy, eres la razón de nuestro amor y jamás serás ignorado por la ignominia del tiempo.

Buen viaje compañero, donde quiera que vayas.

domingo, 16 de noviembre de 2008

Nóz w wodzie: El porqué Roman Polanski es un puto genio


Cuando uno piensa en un director como Roman Polanski, director de películas excelentes como Rosemary baby, Chinatown, The Pianist y Oliver Twist, piensa en todas esas películas con un reparto excelente y tiende a pensar que los actores hacen las películas. Y de cierta forma es cierto. Pero luego que uno ya se ha visto tanta película de forma casi religiosa - como es mi caso - te vas dando cuenta que el titiritero que está detrás, el director de la orquesta, es el principal responsable del desarrollo y resultado de la película.
Nóz w wodzie, o El cuchillo en el agua, es una de las mejores películas de Roman Polanski. Y tiene apenas tres actores en toda la película. Así de simple. Y es una belleza audiovisual aunque al 90% del público la aleje su poco taquilla fachada: Es una película del año 1962, en blanco y negro y filmada por un polaco en su insigne idioma. Y es lenta. Si no se es un cinépata fiel, son altas las probabilidades de abandonarla después del inicio.

Si ya se han salvado todas esos obstáculos, nos encontramos una joya mayúscula. Una película asfixiante, que pese a transcurrir en el mar arriba de un velero es oscura, tenebrosa y siniestra. Tres personas arriba del barquito en alta mar, una mujer y dos hombres, y el juego de la seducción y los simbolismos. Mientras el espectador trata de preguntarse que significa tanto detalle extraño e insignificante, el lector más rebuscado encuentra simbolismos jugosos y recompensantes.


Así, El cuchillo en el agua es una película intensa, abrumadora que, pese a tener más de 45 años sigue teniendo esa transgresión firmada intacta. Nóz w wodzie es el cine como reflejo de la cotidianeidad, y la cotidianeidad como espejo del interior de los personajes.Esa película que le valió a un joven Polanski un billete para irse a Inglaterra a filmar obras ilustres como Repulsion y Cul-de-sac.

Dudo que la puedan encontrar así de fácil, pero si lo hacen y quieren ver algo más que vintage, algo vigente aún, no duden: En Nóz w wodzie está todo el alma, corazón y coraje del que adolece toda la montaña de Hollywood. Créanme, que es en serio.