martes, 21 de octubre de 2008

El Mundo de Christina

Es complicado a veces describir lo que una pintura nos puede provocar. No es fácil de describir, requiere un poder de descripción semiológica de algo visual, que entra por los ojos y no se explica con nada más que el dibujo. Pero ahí la pintura de la retina pasa - en un proceso indescriptible, pero imaginable - al cerebro, los pulmones y a veces, en contados casos, al corazón.

Pinturas que yo admire hay varias: Ahí está La Mona Lisa, para mostrarnos cómo se hace un retrato. Ahí está La persistencia de la memoria, con ese simbolismo tan potente. Y como no contar a El sueño de la razón produce monstruos, una pintura tan interpretable como impecable técnicamente hablando. Pero de todas esas obras que me gustan, hay una en particular que es distinta, mucho más simple pero con una fuerza tal que impregnó mi alma desde la primera vez que la vi. Ésta es El Mundo de Christina.

Christina's World es una obra pintada en témpera por Andrew Wyeth en 1948. Christina era una chica que era vecina de Wyeth, y tenía la polio. Era débil por lo que tenía que andar acompañada siempre de su hermano, que la llevaba por los alrededores de la casa. En el cuadro vemos a una Christina mirando hacia su casa, el centro de su mundo, del cual jamás podía escapar. La casa siempre alargaba su mano yla hacía volver hacia ella. Wyeth, un alma destruída por el accidente automovilístico que le costó la vida a su padre y a su hermano tres años antes, en 1945, supo plasmar en un cuadro sencillo y realista el drama de Christina y su propio drama interno de forma impecable.

Para mí, eso y todas las sensaciones que me provoca, son esa maldita definición esquiva de lo que es Arte. Y con mayúsculas.

Acá les dejo Christina's World, para que juzguen ustedes mismos.



(Pinche la imagen para ver una majestuosa toma de tamaño grande)

lunes, 20 de octubre de 2008

Señora Barría, déjeme decirle que tiene la cagá



¿Qué puede dar más terror que el sistema público no funcione? En Chile, las cosas suceden casi ajenas: EFE se roba plata, Chiledeportes se roba plata, todos roban. Es muy cliché hablar de las redes de corrupción pero por la mierda que se nos han metido hasta la cocina en lo que es materia de preocupación. Pero cuando la salud comienza a oler al mismo pantano que el gasto público, el olor además de asquear provoca un tremendo dolor estomacal de preocupación.

En ese maravilloso lugar llamado Hospital público de Iquique (en donde han ocurrido atrocidades tales como el niño que operó a un paciente bajo la supervisión de un doctor adulto, y cuya operación falló) que es casi una burla que da mucha risa si no fuera por lo grave de la situación, le sumamos los casos de SIDA que están ahí, acumulando polvo amontonados sin que nadie haga nada por ellos. ¿Cómo puede ser posible que por ahí ande gente infectada con VIH sin saber que lo tiene, propagándolo a toda marcha? Es inaceptable que ese tipo de cosas pasen.

Señora Ministro Barría, ¿usted cree que la situación es normal, o que esto es normal que pase? Hágase ver. Piense en toda la gente que confía y depende del sistema de salud y piense que todos los chilenos pagamos su sistema con nuestros impuestos. Pensándolo así, mejor conviene que usted renuncie y que alguien de verdad tome cartas en el asunto.
Nadie le pide que saque a la luz pública los nombres de las personas infectadas. Lo que le estamos pidiendo, señora Ministro, es que esas personas sean contactadas. Cumpla la ley. Sea eficiente, que no le va a hacer daño.

De verdad, lo suyo es constitucionalmente inaceptable. Renuncie y ya.